Guantes de cocina y agarradores

Nos parece primordial que nuestros productos cumplan con todos los requisitos. Y es que cocinar de forma segura es muy importante. Nuestros guantes de cocina y agarradores se someten a varias pruebas para que podamos garantizar la seguridad de su uso. Incluso después del lavado, no deben perder calidad ni encogerse. Nuestros agarradores han sido probados y tienen el certificado CE. 

Los delantales, los guantes de cocina y los agarradores protegen tu ropa y tus manos mientras cocinas. Los delantales protegen la ropa de las salpicaduras de grasa de la sartén y de los derrames cuando estás cocinando. Los guantes de cocina aseguran que no te quemas las manos al sacar algo del horno, y los agarradores sirven para coger una olla o una sartén caliente. 

¿Qué son los agarradores?

Los agarradores se pueden comparar con los guantes de cocina o manoplas de horno, porque todos estos productos van dirigidos a proteger tus manos del calor cuando cocinas. Antaño, los agarradores se utilizaban mucho. Más tarde, se desarrolló el guante de cocina o manopla de horno, cuya ventaja es que puedes poner la mano dentro, y así proteges toda la mano. Los agarradores a menudo ofrecen suficiente protección para quitar una sartén del fuego y, por lo tanto, todavía se usan mucho. Nuestros agarradores están hechos de una tela gruesa y consisten siempre en un conjunto de dos unidades con unas medidas estándar de 20 x 20 cm. 

Siempre tienen un lazo para que sean fáciles de colgar. De todos modos, es práctico tener dos o tres juegos en casa, para que siempre tengas un par de reserva cuando hagas puesto unos agarradores en la colada.

¿De qué materiales y tejidos están hechos nuestros agarradores?

Por la parte de fuera, nuestros agarradores llevan un tejido grueso hecho 100% con algodón de calidad. El interior de todos nuestros agarradores son 100% de poliéster. La combinación de estos dos tejidos asegura que los agarradores son resistentes al calor y al fuego. 

Cuando los agarradores se ensucian, tienes que lavarlos a 40 grados y luego simplemente tenderlos y dejar que se sequen al aire. Así pues, no debes ponerlos en la secadora ni plancharlos.